Lejos del mundanalruido...

Arrancamos motores y nos fuimos en busca del sol... viajábamos tranquilas, sin necesidad de hablar, sin forzar nada... de vez en cuando una mano sobre mi pantorrilla reclamaba una sonrisa y luego otra que asomaba tímidamente por detrás sobre mi hombro que descansaba en el asiento del copiloto me relajaba... era un día de esos de primavera que huelen a vida mientras las mariposas zigzagueaban a nuestro paso... qué sensación tan bonita aun estando demasiado llena de "nada".

Atrás dejábamos las nubes y un sol espléndido cuando llegamos al Monasterio de Montesclaros en la zona campurriana de Valdeprado del Río, sin duda un lugar sagrado... recordé aquel monje de sandalias, la austeridad de su habitación pero tan llena de pasión, su catre, sus juegos y de premio aquel minúsculo calendario de los Doce Apóstoles en La Última Cena hecho con lentejas, la negra era Judas... aquel póster de una indígena dando de amamantar a una cierva con su bebé en brazos... un hombre de mundo! De él queda su delicada colección de insectos... sus vitrinas soportan el peso del tiempo, sus hermanos las cuidan con mimo. 

Tuve una sensación extraña al contemplar aquellas hermosas mariposas tras el cristal... pensé en MUJER MARIPOSA, en todas esas mujeres de prodigiosas alas que aún no han remontado, que viven encarceladas en sí mismas.



Cuántas tentaciones de hacer estallar el vidrio... pero ellas están muertas ya, el tiempo las congeló bellas pero muertas, casi como muertas en vida... qué sensación tan escalofriante!

Unos pasos por detrás de mí estaba la surcadora de charcas... esa que en mis ilusiones me acompañara. Allí estaba ella también tras el cristal con una daga clavada en el corazón. Y allí es donde ahora dormita... en un campo santo para culminar en otra vida, lo que en ésta vino a aprender.


En algún sitio leí que el corazón se rompe y se arregla, se rompe y se arregla... cuesta creerlo pero así es, por tantos corazones que conozco recompuestos con loctite.


Vivimos un momento mágico en aquel santuario tan lleno de paz... oramos juntas como quien toma copas una noche loca, aquel instante parecía esperarnos. Salimos al sol con las alas desplegadas y el corazón palpitante de amor.


Fue un domingo de los que disfrutas por dentro... que arrancó con un gesto y combustible de serenidad. Desplegamos las alas y volamos, ya lo creo que lo hicimos! Gracias chicas por hacer camino conmigo y descapotarnos con el viento!

Y ahora dime si me lees, si escuchando esta canción... no te sientes ahí con nosotras, lejos del mundanalruido!

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