Buscando acordes y una verdad...

La pasada noche afinamos las cuerdas juntas... todo ser es infinito desde pequeño pero los adultos nos empecinamos en parcelar la realidad cuando los niños tienen un potencial maravilloso porque su intuición aún no se ha visto sesgada. Ellos entienden sin explicaciones, comprenden el silencio... y si no les hablamos claro, si no les abrazamos con la belleza de un alma sana, se pierden. El arte... sana!

Cuántas veces nos empeñamos en meter el corazón a la fuerza donde sabemos que no cabe... o perdemos el tiempo soñando, proyectando y queriendo ser cuando en lo más profundo de tu intimidad sabes que no serás. Ahí no.

Nada hay más hermoso que entregar la verdad, la mía, la tuya... la de uno mismo... esa verdad que habita un alma infinita... libre... después llegan los besos, los abrazos espontáneos, los acordes que brotan, el ritmo que fluye... y bailas sin prejuicios porque lo sabemos tú y yo... somos verdad.

Me crucé con una frase de Nietzsche que me encanta y dice... aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música. Hoy alguien muy osado me dijo que no debería poner tanto corazón en lo que hago... debiste vernos bailar a las dos con las manos, buscándonos en el calor corporal... una danza de arte... y hoy ella me interroga a mí sobre nuestra conversación de mujercitas y todas mis respuestas son válidas porque ahora entiende y ella me ayuda a construir nuestra verdad, lo va haciendo sosegada, en silencio... luego y con la sutileza de un hada, levanta la mirada y me fulmina... en su mirada sólo hay agradecimiento, cierta tristeza pero envuelta de paz como si de repente todo lo hubiera entendido, todo es verdad... hoy se cierran importantes puertas, hoy se abren otras de comunicación verdadera, hoy se celebra que nace una pequeña a la que sus padres llaman Vera... curioso que este nombre proceda del adjetivo latino "verus-vera-verum" cuyo significado es "verdadero, justo"... hoy triunfa la verdad y a mí me gusta que me mires así, con la música en tus manos y la verdad entre la retina y tu corazón... tras encontrar el acorde, nuestra verdad.

Gracias Campanilla... de verdad!