Donde la tierra late...

Las mujeres están en mi vida desde el vientre materno, yo lo sé… Es un misterio pero lo sé. Lo descubrí siendo una niña cuando sumergía la cabeza en la hora del baño… El eco de aquellos sonidos bajo el agua eran idénticos a la voz de mi madre desde el reverso de la piel, mi siesta en su pecho sentada en el suelo sin tratarse de un sueño, mi mano aún conserva el tacto de la tierra en mis pulgares.
Algunas se fueron para convertirse en recuerdo pero continúan haciéndome compañía… A veces creo sentirlas, a veces me van dejando sus miguitas a modo de señales… Es otro misterio, pero yo lo sé.
Todas las mujeres que pincelan mi vida de forma más intensa o con la espontaneidad de un gesto o incluso la de una sonrisa desconocida fugaz…
Todas me importan, todas pasan a ser esa enciclopedia interminable. Todas garabatean mis renglones.
Páginas y páginas que sólo son testimonio de emociones, experiencias y un maravilloso aprendizaje.Algunas de esas páginas nunca se encontrarán, como los corazones que jamás se abren a alguien.
Historias de páginas impares y corazones que colorean suspiros. Historias de mujeres. Mujeres que laten como la tierra respira, mujeres que gritan con luz propia, mujeres que se alimentan de verdades, de decisiones equivocadas…
Mujeres embajadoras de ternura, mujeres que se desviven de soledad para vestirse de vida.
Una amiga me regaló un libro con renglones subrayados a lápiz hace mucho tiempo, ‘Donde el corazón te llevé’ de Susana Tamaró… A mí me llevó a ‘Donde la tierra late’ justo ahí, a ese instante donde todo empezó, al otro lado del corazón de mi madre.
Y no fue un sueño, yo lo sé.

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